domingo, 22 de febrero de 2015

Los niños son como esponjas


¿Por qué tiene miedo? - Imagen 1



Los niños son como esponjas que todo lo absorben y, si les proporcionamos miedos, los hacen suyos. De nada sirve descalificar a los miedosos. Por el contrario, conviene que se sientan aliviados por el adulto en momentos angustiosos. Hacer que los miedos desaparezcan no se consigue en dos días. Tampoco conviene culpabilizarlos con frases que les ponen en evidencia como: ¡Con lo grande que eres y tienes miedo!.


Hay ciertos miedos en los niños que son comprensibles, porque se dan tras experiencias traumáticas; por ejemplo, una hospitalización o una intervención médicas que le hayan marcado fuertemente (cada vez que vuelven a tomar contacto con ese ambiente, se angustian), o separaciones sin palabras (cuando sus padres lo dejan con otra persona es un recordatorio de aquel momento tan doloroso).

Pero existen otros temores que están determinados por la inseguridad en los vínculos afectivos. Son muy frecuentes, desgraciadamente, las desafortunadas amenazas de los padres para conseguir un comportamiento determinado en el niño. Cuando los padres se desesperan suelen aparecer frases como: "Te vamos a enviar a un internado", "Te quedarás solo en tu cuarto y no saldrás hasta que te portes bien".

Estas situaciones, lejos de ayudar, convierten el miedo en ansiedad. De este modo, se fortalecen los sentimientos de desamparo y abandono. Además, cuando los niños son muy pequeños, aún no pueden distinguir entre lo que se dice y lo que se hace. Entonces, la amenaza de abandono, por ejemplo, se convierte para ellos en una realidad. Cuando estas ideas y sentimientos tan extremos tienen valor de realidad, los miedos se generalizan.

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